La discusión sobre la ubicación del Nuevo Aeropuerto Internacional de Guayaquil ha cobrado fuerza en los últimos días, con voces gubernamentales que plantean trasladar el proyecto a Taura. Sin embargo, la evidencia histórica, técnica y económica respalda de manera contundente que Daular es la opción más adecuada, no solo para la ciudad, sino para el desarrollo aeroportuario y logístico del país.
La historia de la planificación aeroportuaria en Ecuador demuestra que la elección de Daular no es improvisada. Desde 1972, el Gobierno Nacional contrató consultoras internacionales para determinar las mejores ubicaciones para los aeropuertos de Quito y Guayaquil.
En 1976, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), organismo de Naciones Unidas, recomendó oficialmente a Daular como el sitio idóneo. Esta decisión fue reforzada en 1988, cuando el Estado declaró los terrenos de Daular de utilidad pública para fines aeroportuarios, y más tarde por la MITRE Corporation de Estados Unidos, reconocida mundialmente por asesorar a la Administración Federal de Aviación (FAA) y diseñar espacios aéreos internacionales.
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Con el traspaso de competencias al Municipio de Guayaquil en el año 2000, la Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil (AAG) ha invertido USD 49 millones en estudios técnicos especializados durante las últimas dos décadas. Estos abarcan climatología, aeronavegabilidad, espacio aéreo, plan maestro, sostenibilidad, hidrografía, accesos viales, servicios públicos, diseño de pistas, movimiento de tierras e impacto ambiental.
Todos estos análisis coinciden en que Daular ofrece condiciones únicas: clima favorable para la aviación, con lluvias moderadas y vientos controlables; altitud al nivel del mar, que permite despegues con mayor carga; y 2.017 hectáreas disponibles, suficientes para cuatro pistas y futuras ampliaciones.

Daular cumple criterios de seguridad y logística
La ubicación de Daular también cumple criterios de seguridad y logística. Alejado del centro urbano, reduce riesgos sobre zonas pobladas y la exposición al ruido. Su cercanía con el Puerto de Posorja convierte a la terminal en un nodo estratégico para la conexión aérea y marítima. Actualmente, Corea del Sur, a través de su Agencia de Promoción de Comercio e Inversión (KOTRA), lidera estudios para diseñar la futura ciudad aeroportuaria y los sistemas viales bajo criterios de sostenibilidad.
En contraste, Taura presenta limitaciones significativas. Con apenas 600 hectáreas disponibles, su expansión implicaría la expropiación de terrenos circundantes. La infraestructura actual, según un informe de la Fuerza Aérea Ecuatoriana de 2016, carece de las condiciones mínimas para operaciones internacionales: la pista, sistemas de navegación y comunicación presentan fallas graves.
Además, su acceso depende de vías congestionadas como el Puente de la Unidad Nacional. Iniciar estudios desde cero y cumplir con licencias ambientales requeriría al menos una década para evaluar la viabilidad del proyecto, retrasando de forma considerable la modernización del transporte aéreo en Guayaquil.
Si el gobierno quiere planificar la construcción de un aeropuerto en Taura, bienvenido sea, pero hablemos con datos.
Diferencia en hectáreas:
* Daular: 2017 hectáreas.
* Taura: 600 hectáreas (implicaría expropiar todo el entorno).Contexto histórico:
* En 2000 se creó la… pic.twitter.com/LXKJFOlOl9— Aquiles Alvarez Henriques (@aquilesalvarez) September 17, 2025
Esto no es un “capricho”, dice el alcalde Aquiles Alvarez
El alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, reafirmó en su enlace radial de este miércoles que la opción de Daular no es un capricho, sino una decisión basada en datos históricos y técnicos. Recordó que desde 2000, con la creación de la AAG, y luego con la entrega de competencias por el presidente Gustavo Noboa, Guayaquil ha planificado y ejecutado la renovación del aeropuerto José Joaquín de Olmedo y la construcción del nuevo aeropuerto en Daular.
Además, subrayó que los recursos ya están asegurados: más de 352 millones de dólares en fideicomiso, generando intereses desde hace 25 años, destinados a garantizar la continuidad del proyecto.

“Si el gobierno insiste en Taura, adelante, pero preocupa el entorno”, indicó Alvarez, señalando que la base militar no cumple con los estándares de seguridad y espacio necesarios. Además, resaltó que ajustar el proyecto en Daular ha permitido reducir la inversión de 1.100 millones de dólares a 600 millones, con una inauguración prevista para 2031, contemplando cuatro pistas y el desarrollo de una ciudad aeroportuaria alrededor.
El debate no solo refleja diferencias geográficas o políticas: representa la decisión sobre el futuro de la conectividad aérea del país. Elegir Daular significa aprovechar más de medio siglo de planificación, estudios y recursos invertidos, mientras que trasladar el proyecto a Taura implicaría reiniciar procesos y retrasar la consolidación de Guayaquil como centro logístico y aéreo de Ecuador.
En suma, los datos históricos, técnicos y estratégicos convergen en un punto claro: Daular es la ubicación óptima para el Nuevo Aeropuerto Internacional de Guayaquil. No se trata de preferencias personales ni de proximidad geográfica a ciertos sectores urbanos, sino de responsabilidad con la seguridad, eficiencia, desarrollo económico y proyección internacional de la ciudad y el país.