El Concejo Municipal de Guayaquil, bajo la dirección del alcalde Aquiles Álvarez, aprobó una reforma presupuestaria que permitió la asignación de recursos para la creación de la Empresa Pública Municipal de Economía Circular de Aprovechamiento, Valorización y Disposición Final de Gestión de Residuos y Desechos, conocida como Circular EP. Esta iniciativa, presentada por el concejal Terry Álvarez, buscaba introducir a la ciudad en la economía circular como una estrategia clave para la sostenibilidad ambiental.
«Circular EP es el futuro, transformar residuos sólidos es la clave para mantener un planeta más limpio», expresó en su momento el alcalde Álvarez al referirse a esta empresa que buscaba optimizar el manejo de los desechos de la ciudad. La propuesta señalaba un cambio trascendental en la gestión de residuos urbanos.
Fernando Cornejo, presidente del directorio de Circular EP, explicó que esta sería la primera vez que el Municipio de Guayaquil tendría la oportunidad de integrar la economía circular en sus políticas ambientales. Con esta empresa, el Municipio lograría una significativa reducción en el consumo de energía, que hasta entonces representaba un gasto anual de USD 2,5 millones.
Una de las innovaciones clave que se propuso fue la utilización del biogás generado por los desechos para producir energía. Cornejo detalló que, en lugar de quemar el biogás, este sería aprovechado en plantas eléctricas para generar energía y conectarse al sistema eléctrico nacional. Esta iniciativa proyectaba generar ingresos adicionales para la Municipalidad, con estimaciones que rondaban los USD 2 millones anuales.
A pesar de la magnitud del proyecto, Cornejo aclaró que no se elevó el techo presupuestario del Municipio, ya que los fondos asignados estaban dentro de la planificación financiera aprobada.
La concejala Emily Vera destacó en su intervención que, en aquel momento, Guayaquil generaba más de 4.000 toneladas de basura diarias, y solo un 4% de los desechos era reciclado, según cifras del INEC. Circular EP prometía ser un cambio clave en el modelo de gestión de residuos de la ciudad, ya que un tercio de la basura producida se transformaría y reutilizaría, en lugar de ser depositada en vertederos.
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Esta iniciativa marcó un avance significativo en la gestión ambiental de Guayaquil, al integrar una visión de economía circular que, además de reducir el impacto ambiental, generaría beneficios económicos y energéticos para la ciudad.