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¿Están los millennials preparados para envejecer?

Ecuador envejece y los millennials enfrentan el reto de una vejez incierta, marcada por la precariedad, pero también por nuevas formas de vivir y resistir.

Ecuador envejece y los millennials enfrentan el reto de una vejez incierta
Los millennials redefinen el futuro: entre la incertidumbre económica y nuevas formas de envejecer.

Ecuador envejece. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), actualmente el 9% de la población ecuatoriana —unos 1.520.590 habitantes— son adultos mayores. Y para 2050, se proyecta que habrá 125 personas mayores por cada 100 menores de 15 años. Este cambio demográfico plantea preguntas urgentes sobre el futuro del país, y una de las más inquietantes es: ¿están las nuevas generaciones preparadas para enfrentar su propia vejez?

La mirada apunta, inevitablemente, a los millennials, esa generación que ya bordea o supera los 40 años y que, en teoría, debería estar cimentando las bases de una vejez digna y estable. Pero la realidad dista de ser tan simple.

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El 9% de la población ecuatoriana, es decir unos 1.520.590 habitantes, son adultos mayores, según el INEC.

Una adultez marcada por la precariedad
Para muchos millennials, la adultez ha sido sinónimo de precariedad. La inestabilidad laboral, el alto costo de vida y la dificultad para acceder a una vivienda propia han retrasado hitos tradicionales como formar una familia, comprar una casa o alcanzar la independencia financiera. A esto se suma el peso de las crisis globales: recesiones, pandemias, guerras, y un mercado cada vez más volátil.

“En lo esencial, los millennials no son distintos a las generaciones precedentes”, explica Joaquín Mateu Mollá, director de la Maestría Oficial en Gerontología y Atención Centrada en la Persona de la Universidad Internacional de Valencia (VIU). “La diferencia radica en los hechos históricos que les ha tocado atravesar, y eso ha tenido un impacto real en su salud mental, económica y social”.

La ansiedad se ha convertido en una compañera constante. Las redes sociales, la hiperconectividad y la sobreexposición a ideales de éxito han creado nuevas presiones que erosionan la autoestima y dificultan la construcción de vínculos sólidos. Las expectativas de vida han cambiado, pero el entorno no siempre permite que esas expectativas se materialicen.

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Los millennials no siguen fórmulas antiguas. Eligen envejecer con propósito, priorizando su bienestar, salud mental y libertad personal.

Nuevas prioridades para nuevos tiempos
Ante este escenario, los millennials han empezado a trazar su propio camino hacia la vejez. No se aferran a los modelos de éxito tradicionales, sino que priorizan la salud mental, la flexibilidad laboral, el bienestar emocional y la búsqueda de propósito. Valoran las experiencias por encima de los bienes materiales, y abrazan con fuerza la idea de una vida con sentido, incluso si eso implica renunciar a certezas económicas.

Sin embargo, este desapego material también tiene un costo. “El minimalismo y la búsqueda de libertad financiera son comprensibles en un contexto tan volátil”, señala Mateu Mollá. “Pero cuando las expectativas no se cumplen, puede surgir frustración y desilusión”.

Lo cierto es que, aunque no exista un manual para envejecer, los millennials están impulsando una reflexión profunda sobre cómo queremos vivir —y envejecer— como sociedad. Están cuestionando inercias, exigiendo cambios y sentando las bases para una vejez que, más allá de la estabilidad económica, priorice el bienestar integral.

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Envejecer con dignidad no es solo un reto personal. Es un compromiso colectivo que exige salud de calidad, trabajo justo y un Estado que cuide.

Un futuro aún por escribir
El reto es inmenso. Con una pirámide poblacional que se invierte aceleradamente, el país necesita políticas públicas urgentes que acompañen el envejecimiento de las generaciones actuales y futuras. Prepararse para la vejez no es solo una responsabilidad individual: requiere un tejido social fuerte, acceso a salud de calidad, trabajo digno y sistemas de protección social robustos.

Mientras tanto, los millennials siguen caminando por una cuerda floja: tratando de construir futuro en un presente que, muchas veces, se les presenta incierto. Pero en esa búsqueda también hay una oportunidad única: la de reinventar lo que significa envejecer en el siglo XXI. Porque, tal vez, prepararse para la vejez no signifique seguir los mismos pasos que otros recorrieron antes, sino atreverse a construir un camino nuevo.