América Latina se encamina hacia un 2025 lleno de retos económicos para sus empresas, marcados por tensiones geopolíticas —especialmente con Estados Unidos— y un crecimiento proyectado moderado. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la región experimentará este año un leve repunte del 2,5% respecto a 2024, pero con una recuperación aún frágil, impulsada en gran parte por el consumo privado y no por la inversión estructural.
Ante este escenario, muchas empresas buscan expandirse hacia mercados internacionales como una estrategia para diversificar ingresos y elevar su competitividad. Sin embargo, este impulso debe ir acompañado de planificación estratégica y conocimiento técnico para evitar errores que pueden resultar costosos, advierte María Dolores Macías Mañas, directora del Máster en Derecho de los Negocios y la Contratación Internacionales de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).

Falta de planificación: el primer tropiezo
Uno de los errores más frecuentes en los procesos de internacionalización es subestimar los recursos necesarios. Expandirse no solo implica vender en otro país, sino también invertir en investigación de mercado, adaptar productos, contratar personal local, y rediseñar la logística y las operaciones. Para Macías, la clave está en un plan de negocio sólido, con escenarios bien definidos de financiamiento y un equipo preparado técnica y humanamente para sostener el crecimiento.
«Sin una visión compartida entre departamentos y niveles jerárquicos, es fácil caer en incoherencias estratégicas que terminan afectando los resultados», señala la experta. Recomienda establecer objetivos claros, comunicar la relevancia del proceso y asegurar la participación activa de todas las áreas de la organización.

Elegir mal el destino: un error fatal
El entusiasmo por expandirse muchas veces lleva a las empresas a escoger mercados internacionales sin realizar un análisis riguroso. Factores como el tamaño del mercado, el entorno legal, los riesgos país, las tendencias de consumo o la competencia local deben ser evaluados a profundidad.
Otro obstáculo común es la falta de adaptación cultural. “Muchas empresas se basan en sus propios valores culturales para operar en nuevos mercados, cayendo en enfoques autorreferenciales o etnocéntricos”, explica Macías. Estos errores dificultan la conexión con los consumidores y restan efectividad a las estrategias comerciales. La recomendación: invertir en estudios de mercado culturalmente sensibles y formar al personal en habilidades de negociación intercultural.

Logística, regulación y asesoramiento legal: piezas clave
La complejidad operativa de vender en el extranjero también representa un gran desafío. Costos de transporte, plazos de entrega, normativas aduaneras e incoterms mal entendidos pueden afectar la rentabilidad de manera significativa.
Asimismo, la internacionalización sin asesoría jurídica adecuada puede poner en riesgo el cumplimiento normativo, la protección contractual y la seguridad jurídica general del proceso. “Ignorar el marco legal de cada país es un error grave que puede derivar en sanciones, pérdidas económicas y conflictos comerciales”, concluye Macías.
En definitiva, 2025 no será un año fácil para las empresas de América Latina. Pero con estrategia, planificación y conocimiento, los obstáculos pueden convertirse en oportunidades de expansión sostenible y competitiva. La clave está en prepararse, entender los mercados y ejecutar con visión global y responsabilidad local.