Un reciente estudio conjunto de la Universidad Internacional de Valencia (VIU) y la Universidad de Alicante (UA) ha arrojado luz sobre la relación entre el perfeccionismo y la autoeficacia académica en estudiantes de educación secundaria. Este análisis destaca tanto las ventajas como las desventajas de esta conducta, sugiriendo que, aunque la búsqueda de la perfección puede fomentar la confianza y el rendimiento, también puede acarrear serias consecuencias emocionales.
El estudio, presentado el 10 de septiembre de 2024, se centra en cómo las expectativas elevadas, ya sean propias o percibidas en el entorno, influyen en la percepción de competencia de los estudiantes. Los resultados muestran que aquellos que tienden a ser más autoexigentes, y que creen que las críticas y expectativas de su entorno son igualmente altas, muestran mayores niveles de autoeficacia académica, una variable crucial en el éxito educativo. Sin embargo, este impulso hacia la perfección tiene un lado oscuro.
María Vicent Juan, investigadora principal de la UA, advirtió que “no podemos caer en el error de interpretar estos resultados de forma aislada”. El perfeccionismo, cuando no se gestiona adecuadamente, puede llevar a la ansiedad y la frustración, afectando negativamente el bienestar y rendimiento de los estudiantes. “Aquellos con niveles elevados de perfeccionismo tienden a dudar de sus habilidades y a experimentar mayores niveles de frustración cuando no alcanzan sus estándares extremadamente altos”, añadió María Vicent Juan.
El estudio subraya la importancia de gestionar las expectativas de manera saludable, sugiriendo que las intervenciones educativas deben enfocarse en fortalecer la autoeficacia. Los estudiantes que confían en sus capacidades no solo muestran mayor persistencia, sino que también obtienen mejores resultados académicos. Esta relación entre confianza y rendimiento sugiere la necesidad de un enfoque más equilibrado en la educación, donde se reconozca tanto el potencial del perfeccionismo como sus riesgos.
La Dra. Lucía Granados Alós, Directora del Máster Universitario en Psicopedagogía de VIU, enfatizó que el objetivo de este proyecto no es solo avanzar en la teoría, sino también ofrecer herramientas prácticas a los docentes. “La educación inclusiva es una prioridad. Nuestro proyecto está diseñado para proporcionar soluciones reales y aplicables en el aula”, comentó Granados.
Este esfuerzo colaborativo se enfoca en tres áreas clave: la creación de nuevas metodologías pedagógicas, la integración de tecnologías educativas innovadoras y la formación continua de los docentes. Uno de los aspectos más destacados del proyecto es el desarrollo de una plataforma digital que permitirá a los educadores personalizar sus estrategias de enseñanza. Esta herramienta proporcionará recursos adaptados y datos en tiempo real sobre el progreso de los estudiantes, facilitando intervenciones efectivas y oportunas.
Además, el programa incluirá capacitación para educadores, asegurando que puedan aplicar de manera efectiva las nuevas metodologías y tecnologías en su práctica diaria. Esta formación continua no solo actualiza a los docentes sobre las últimas investigaciones, sino que también mejora su capacidad para atender las diversas necesidades de sus estudiantes.
En conclusión, aunque el perfeccionismo puede motivar a algunos estudiantes a alcanzar altos estándares, es fundamental un enfoque equilibrado que promueva una autoeficacia saludable. La búsqueda de la perfección no debe convertirse en una trampa que limite el desarrollo personal y académico, sino en un impulso que, bien gestionado, conduzca a un éxito sostenible. La educación inclusiva y el apoyo emocional son esenciales para cultivar un entorno en el que todos los estudiantes puedan florecer, sin las cargas del perfeccionismo desmedido.
