El estrés ha emergido como una de las preocupaciones más significativas de salud en el siglo XXI, especialmente en el ámbito laboral. Según el State of the Global Workplace Report de la consultora Gallup, el 44% de los trabajadores en América Latina se siente estresado, un porcentaje que supera la media global.
La Dra. María José García Rubio, PDI de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), advierte sobre las consecuencias mentales, físicas y emocionales que este fenómeno genera, destacando la necesidad de abordar esta problemática con urgencia.
La cultura de la hiperproductividad ha normalizado el estrés, convirtiéndolo en una constante en la vida diaria. Este estado no solo se limita al entorno laboral; ha permeado en todos los aspectos de la vida, transformándose en un estímulo adictivo que activa mecanismos cerebrales similares a los que producen sustancias como el cannabis o la cocaína.
La Dra. García Rubio explica que la liberación de cortisol y adrenalina, junto con la estimulación del sistema de recompensa dopaminérgico, crea un estado de alerta que, aunque mejora temporalmente el rendimiento, fomenta un ciclo de sobreexigencia.

No ignores los síntomas
Los síntomas de estrés, como la fatiga persistente, cefaleas tensionales y problemas digestivos, a menudo son ignorados o normalizados por quienes los padecen. Alteraciones del sueño y una sensación de descanso no reparador son comunes en aquellos atrapados en este ciclo.
A nivel emocional, el estrés crónico incrementa la ansiedad, la irritabilidad y la sobrecarga cognitiva, afectando la toma de decisiones. La Dra. García Rubio resalta que el estrés prolongado puede llevar a la pérdida de disfrute en actividades anteriormente placenteras, derivando en cuadros depresivos.
El estrés no es solo un problema personal, sino también sociocultural. En entornos competitivos, la hiperproductividad se valora como un signo de éxito, mientras que el descanso es visto como un lujo. Para contrarrestar esta percepción, la Dra. García Rubio propone fomentar una cultura del bienestar que priorice la calidad del rendimiento sobre la cantidad.
Es esencial establecer límites claros entre el tiempo laboral y personal, donde las empresas jueguen un papel crucial en la promoción del bienestar de sus empleados.
Hacer ejercicios ayuda mucho
A nivel individual, adoptar hábitos de autocuidado como la práctica regular de ejercicio, la meditación y la creación de espacios de descanso puede ser fundamental para combatir el estrés. Enfrentar esta «adicción del siglo XXI» requiere un cambio de paradigma, donde la salud mental y el bienestar sean prioridades, y no un precio a pagar por alcanzar el éxito.
El estrés, una realidad que nos acompaña, demanda atención y acción. Solo a través de un enfoque equilibrado y consciente podremos redefinir lo que significa ser productivo y exitoso en la sociedad actual.