En un mundo que avanza implacablemente, la vejez se ha convertido en sinónimo de una creciente epidemia de depresión. Esta condición, a menudo invisibilizada, está cobrando una relevancia alarmante, especialmente en América Latina donde, según datos recientes de la Revista Panamericana de Salud Pública, los adultos mayores con depresión tienen un 44% más de riesgo de mortalidad en comparación con aquellos que no sufren esta enfermedad.
La pregunta que surge es: ¿Qué desencadena la depresión en los adultos mayores y cómo pueden las familias identificar y combatir este trastorno que incrementa su prevalencia año tras año? Para comprender mejor esta situación, conversamos con el Dr. Joaquín Mateu Mollá, doctor en Psicología Clínica y profesor adjunto en la Universidad Internacional de Valencia – VIU.
El Impacto del progreso en las generaciones mayores
El progreso tecnológico y social, si bien beneficia a la población más joven, ha marginado a los adultos mayores, quienes se encuentran cada vez más distantes de un mundo que ya no reconocen. “La rápida evolución tecnológica ha creado barreras digitales que impiden que los mayores accedan a recursos esenciales como el dinero o la salud”, señala el Dr. Mateu Mollá. Este fenómeno promueve sentimientos de soledad y aislamiento, exacerbados por la sustitución de la calidez humana por interfaces frías y a menudo poco intuitivas.
La Jubilación: Un desencadenante de depresión
Contrario a la creencia popular, la jubilación no siempre es una etapa placentera. El cese abrupto de la actividad laboral puede generar un impacto psicológico negativo, llevando a los adultos mayores a percibirse como menos productivos y valiosos. “La pérdida de la capacidad adquisitiva y las oportunidades de interacción social contribuyen a la soledad no deseada que afecta a muchos durante esta etapa”, explica el experto.
Además, la soledad, el aislamiento, y el duelo por la pérdida de seres queridos pueden desencadenar un declive en las funciones cognitivas y una profunda reflexión sobre el sentido de la vida y la cercanía de la muerte.
Conclusión
Es imperativo que como sociedad reconozcamos y enfrentemos la depresión en los adultos mayores con la seriedad que merece. La inclusión, el apoyo emocional y la adaptación tecnológica son pasos fundamentales para mejorar la calidad de vida de nuestros mayores y prevenir las consecuencias devastadoras de esta condición.
Señales de la depresión en adultos mayores y cómo afrontarla
- Tristeza y dificultad para experimentar placer: los adultos, de repente, pueden dejar de practicar actividades que antes eran muy gratificantes. Dejar de sentir interés por sus pasiones termina potenciando más su estado de ánimo depresivo.
- Perturbaciones del sueño y el apetito: Estos síntomas son estados de carencia que podrían, incluso, agravar algunas otras enfermedades ya existentes y limitar el bienestar, afectando psicológicamente al individuo.
- Sentimiento de inutilidad: Dejar de sentirse útil son devastadores para la autoestima, y normalmente están relacionados con ideas suicidas que suponen un gran desafío para familiares y médicos.
Deterioro de funciones cognitivas: aislarse del mundo, dejar de interactuar, afecta directamente la atención y la memoria. El adulto mayor ya no logra concentrarse y no puede recordar momentos vívidos con facilidad; son síntomas que, si se agravan, pueden confundirse fácilmente con la demencia y generan pérdida de funcionalidad.