La crisis del agua en Ecuador se ha convertido en un tema de preocupación nacional, exacerbada por incendios forestales y una alarmante escasez hídrica. La falta de lluvias ha impactado severamente la agricultura, y tres represas hidroeléctricas han suspendido operaciones debido a los bajos niveles de agua, lo que ha llevado a racionamientos de energía que superan las diez horas diarias. En este contexto, el compromiso del sector industrial se vuelve fundamental para enfrentar esta emergencia.
La Dra. Alexandra Coello-Camba, docente del Máster en Ingeniería y Gestión Ambiental de la Universidad Internacional de Valencia, subraya que la responsabilidad del ahorro de agua no recae únicamente en los hogares, sino que también debe ser asumida por las industrias. Aunque las actividades agrícolas y ganaderas consumen entre el 60 y 70% del agua dulce en la región, el sector industrial y doméstico, que representa entre el 10 y 20%, no puede ser ignorado.
La experta señala que, si bien el consumo responsable en los hogares es vital, su impacto se ve limitado si las industrias no implementan medidas equivalentes. Para abordar la crisis, sugiere varias acciones que las empresas pueden adoptar:
- Reducir el uso de productos químicos que puedan contaminar el agua y optimizar el uso de maquinaria, especialmente aquellas obsoletas.
- Controlar fugas y filtraciones para evitar pérdidas de agua.
- Explorar fuentes hídricas alternativas, como sistemas de captación de agua de lluvia o el uso de agua regenerada.
- Aprovechar el agua regenerada, que es de buena calidad y puede ser utilizada en procesos industriales, reduciendo la demanda de agua dulce.
- Participar en proyectos colaborativos con gobiernos y comunidades para mejorar la gestión del agua y fortalecer su reputación como empresas sostenibles.
La Dra. Coello-Camba también enfatiza que las políticas de agua deben ser adaptadas a las necesidades específicas de cada región. No se trata solo de endurecer las leyes, sino de mejorar la infraestructura y los sistemas de distribución, así como de garantizar una vigilancia efectiva. Las inversiones deben ser graduales para no sobrecargar a los usuarios, y es esencial ofrecer subsidios o alternativas de financiación para facilitar los cambios necesarios.
En conclusión, la crisis del agua en Ecuador requiere un esfuerzo conjunto entre todos los sectores de la sociedad. Las industrias tienen un papel crucial que desempeñar, no solo para garantizar su propia sostenibilidad, sino también para contribuir a la salud y bienestar de toda la población.