La irrupción de la inteligencia artificial (IA) generativa está transformando profundamente sectores clave como la educación y la cultura, generando a la vez importantes retos que aún deben ser abordados con urgencia. Según datos recientes de la UNESCO, más de dos tercios de los estudiantes de secundaria a nivel mundial ya utilizan herramientas de IA para realizar sus ejercicios y tareas escolares. Sin embargo, el control docente y normativo sobre su uso en las aulas sigue siendo mínimo: solo un 10 % de las escuelas y universidades han establecido protocolos oficiales para su aplicación responsable.
En el ámbito cultural, el impacto de modelos de IA como Gemini, Copilot o ChatGPT está redefiniendo los procesos creativos y divulgativos tradicionales. Estas tecnologías permiten automatizar la generación de textos y reproducir estilos literarios diversos, lo que ha provocado un incremento exponencial en la publicación de libros creados con asistencia de IA. Por ejemplo, en Amazon, los títulos firmados por ChatGPT pasaron de poco más de 200 a más de 5,000 en tan solo tres años, según un informe de la agencia Reuters.

Ante este escenario, la Universidad Internacional de Valencia (VIU) ha publicado un informe de referencia sobre el uso ético y responsable de la IA en la creación literaria y audiovisual. El estudio, elaborado por la Cátedra Planeta de Literatura y Sociedad y el Centro de Estudios HUMA, contó con la participación de escritores reconocidos y expertos en propiedad intelectual. En palabras de Ana Merino, directora de la Cátedra, “proteger las obras y los derechos de los autores es esencial para preservar nuestra capacidad crítica y fomentar una sociedad más libre y culta”.
La cuestión de los derechos de autor es uno de los temas más complejos en esta nueva era digital. Una encuesta realizada por el Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) a más de 9,000 escritores y traductores reveló que el 96.5 % de ellos exige autorización expresa para que sus obras sean usadas en el entrenamiento de modelos de IA.

Javier Díaz de Olarte, director jurídico de CEDRO, subraya la importancia de diferenciar entre “obra” y “producto”: “La obra es fruto del trabajo creativo humano, mientras que lo que genera la IA es un producto, resultado de reutilizar contenido ajeno para obtener lucro. El derecho fundamental del autor es decidir si su obra puede ser copiada o no.”
Arnau Vilaró, director del centro HUMA, resalta que el informe y las voces de los expertos señalan el camino hacia una regulación global que coloque a la tecnología al servicio de la cultura y la educación. La formación sobre el uso responsable de la IA debe involucrar tanto a creadores como a la ciudadanía, para garantizar la defensa de los derechos de autor y el valor de la creatividad humana en la era digital.